En esta sección hemos entrevistado principalmente a deportistas y/o competidores. En esta ocasión, nos hemos querido centrar en la figura del árbitro, a la par que deportista, por ello, nos hemos puesto en contacto con Jesús Hernández, árbitro continental de Jiu Jitsu, quien nos ha respondido muy amablemente a todas las preguntas que le hemos hecho:
1- ¿Cómo y
cuándo te iniciaste en el mundo de las Artes Marciales y con qué disciplina?
La motivación inicial para comenzar la práctica de artes
marciales fue, como creo que para la gran mayoría de practicantes, la visión
apasionada de películas sobre el tema.
Me inicié en el año 1990, practicando Full Contact. En mi primer
contacto aprendí la importancia de un buen maestro, pues a mitad de año se fue
del gimnasio el que me introdujo y lo sustituyó otro del que hube de escapar
por su mala actitud.
Tras ese primer año comencé mis estudios en Jiu-jitsu con
Mariano Sancho. Actualmente sigo trabajando con Juan Guervós.
2- Háblanos un
poco de ti: palmarés, CV deportivo, grado...
Mi curriculum en artes marciales pone acento en el Jiu-jitsu: 5º
dan, maestro nacional y árbitro continental A en Lucha, Dúo y Dúo Show. También
tengo gran interés en Kendo, donde soy 3er dan, entrenador regional
y árbitro nacional. En un intento de expandir mi bagaje me introduje en la
Defensa Personal Policial, en la que ostento el 1er dan así como el
4º dan en Policial Procedures and Human Rights. También he practicado, sin
ánimo de conseguir cinturones, Iaido, Judo, Karate y Aikido. Asimismo soy
experto de Defensa Personal.
Deportivamente, conseguí llegar a dos podium, como subcampeón de
Madrid de Kendo en 2006 y 2008. Tras esta fase competitiva fui delegado de la
Federación Madrileña en el Campeonato de España y conseguimos hacer un equipo
que trajo medallas a casa tras un tiempo de sequía en esta disciplina.
La Competición de Jiu-jitsu me resultó más esquiva debido a mi
profesión: no es fácil tocar la guitarra con los dedos lesionados por una
competición.
3- Sabemos que
nuestra disciplina tiene muchos años a sus espaldas, ¿cómo ves el Jiu Jitsu
actual del de hace, por ejemplo, diez años?
No es fácil hacer un análisis sobre diez años de evolución en
una disciplina tan antigua. Lo cierto es que nuestro país ya se equiparó con el
ámbito internacional desde el punto de vista técnico. De todos modos, creo que
es evidente, tal y como llevo tiempo exponiendo en los cursos de arbitraje que
imparto con mis compañeros del departamento, que los mayores avances en el
ámbito internacional de la competición están en los aspectos tácticos y, sobre
todo, en los físicos (precisamente los más relacionados con la inversión
económica que un deporte de élite necesita). Los aspectos tácticos en nuestros
sistemas de competición clásicos (no me refiero, entonces, a los dos nuevos
sistemas que tienen su propia idiosincrasia) tienen mucho que ver con la
posibilidad de estar presente en las reuniones internacionales, tanto
competitivas como organizativas. Nuestro país tenía estos elementos en la mano
mientras se celebraba el llorado Stage de Casteldefels, el mejor escaparate que
podíamos tener y que ahora nos falta.
4- ¿Qué te
parece el nivel de Jiu Jitsu en Madrid?
El nivel de cualquier disciplina, deportiva, científica, técnica
o artística, depende en gran medida de la comunicación entre sus acólitos: el
lobo solitario no suele tener futuro. Esto implica que en Madrid, la región con
mayor número de practicantes, nos podemos situar a la cabeza del Jiu-jitsu
nacional; ello no obstante, en el contexto europeo las cosas cambian mucho: en
conversaciones con árbitros y gestores de otros países me llegó el dato de que
en Alemania, por ejemplo, el presupuesto de un solo Land (algo parecido a una comunidad autónoma en nuestra
organización territorial) supera en seis veces nuestro presupuesto nacional.
Estas diferencias de inversión se hacen evidentes no solo en los medalleros,
sino en toda la infraestructura que soporta a los deportistas.
Considero evidente que la antaño magnífica posición de nuestro
Jiu-jitsu tiene poco margen de competición o comparación en cuanto se sube de
los Pirineos.
5- Tú eres
árbitro continental desde 2011, ¿qué te impulsó a adentrarte en el mundo del
arbitraje y seguir después a nivel internacional?
Considero el arbitraje una práctica fundamental dentro de
nuestra práctica deportiva. La experiencia marcial se equilibra sobre tres
columnas: práctica (junto con el randori),
kata y competición. La competición es
un fundamento que se queda cojo con facilidad (entre lesiones y edad... ¡qué os
voy a contar!) por lo que el arbitraje es una forma excelente de mantenerlo.
Como ya dije, las necesidades profesionales me impedían fortalecer este
aspecto, por lo que el arbitraje fue mi alternativa. Siempre he creído que un
buen árbitro es necesariamente un buen deportista, mientras que un buen
deportista no es necesariamente un buen árbitro (considerando que conozco muy
honrosos casos): la razón para esta afirmación es que el árbitro debe mirar a
los dos competidores bajo un prisma de ecuanimidad realmente complejo de
conseguir. Desarrollar tal prisma entraña una dificultad quizás mayor para un
competidor de élite. En este sentido tenía una ventaja que creo haber
explotado.
Desde esta perspectiva, promocionar a los niveles
internacionales de arbitraje fue la opción más lógica (paradójicamente reforzada
por una situación personal que casi me hizo abandonar esta disciplina durante
mi larga época de 3er dan). Con la experiencia internacional adquirida
estos años considero que acerté.
6- Hablando de
arbitraje, ¿cambia mucho el arbitraje en España del que se hace en campeonatos
internacionales?
El arbitraje es muy ingrato debido a la discreción que se exige.
En ese sentido es muy parecido a mi labor como músico acompañante: solo es
bueno cuando no se nota pero su ausencia se echa de menos. Un buen arbitraje
requiere una interacción continua con los competidores, a los que se deja
trabajar dentro de los límites establecidos por el reglamento (que en nuestro
caso son muy amplios) pero sin paralizar la fluidez del Jiu-jitsu como
espectáculo deportivo. Es decir, el árbitro colabora en el desarrollo del
combate tanto como los competidores, aunque sea de otro modo.
Centrándome ya en la concreción de la pregunta, dado que en el
arbitraje internacional los competidores son todos de alto nivel el arbitraje
se adapta a esa situación y genera una dinámica totalmente diferente al
contexto nacional. Es como la diferencia entre dar una clase a niños y otra a adultos:
ambas son de Jiu-jitsu, pero las dinámicas son tan diferentes que no pueden
compararse. En ese contexto la calidad de los árbitros internacionales es
porcentualmente similar a los árbitros nacionales.
7- De las
modalidades de competición que existen, ¿cuál es la que más te gusta como
deportista y cuál es la que más te gusta arbitrar?
Esta pregunta me recuerda a la tortura infantil que tanto hemos
sufrido bajo la terrible pregunta “¿A quién quieres más, a papá o a mamá?”.
Nuestro deporte tiene la gran suerte y la gran desgracia de ser tan extenso
como para tener cuatro sistemas de competición diferentes. Considero necesario
para un buen árbitro tener la misma flexibilidad mental que el nombre de
nuestra disciplina.
En mi experiencia como formador de árbitros, cuando hice los
cursos de Ne waza los compañeros me
hacían preguntas comenzando con “Oye, tú que eres especialista en suelo...”;
igualmente, cuando hice los cursos de Lucha, las preguntas empezaban “Oye, tú
que eres especialista en Lucha...”; con los cursos de los Dúos las preguntas
empezaban “Oye, tú que eres especialista en Dúo...”. La actitud del árbitro
ante los distintos sistemas de competición debe ser similar a la actitud ante
los dos competidores: uno debe ser capaz de percibir las diferencias entre
ellos y potenciarlas en un espectáculo deportivo atractivo para el gran
público. Cada sistema tiene un carácter diferente: ritmo, táctica, técnica... y
el buen árbitro debe conocer todas esas distintas características y explotarlas
en la práctica arbitral.
Como deportista he de reconocer que me siento más atraído por
Lucha y Ne waza. ¿Qué sería de
nosotros sin una buena contradicción?
8- Como árbitro,
¿cuál es tu mejor recuerdo en una competición? (mejor combate arbitrado, mejor
experiencia...)
Durante mis primeros pasos en el arbitraje sufrí una fase en la
que hacía más caso a los comentarios externos al combate (público o
compañeros). Después me cerré sobre mí mismo en las decisiones como reacción
ante la poca salud de escuchar opiniones de quien no vivió el combate como lo
hicimos los competidores y los árbitros. Más tarde, tras reflexionar sobre las
eternas palabras de los maestros empecé a orientar mi escucha hacia aquellos
cuya opinión era importante: los competidores que participaron en los combates.
Allí encontré el verdadero interés de la práctica y desde entonces mi arbitraje
está muy orientado al competidor. Debo agradecer mi ingreso en esta fase a un
árbitro de fútbol, el sr. Esquinas Torres: tener nuestra atención abierta y
flexible ante cualquier estímulo es muy productivo.
En el último Grand Slam de París, me tocó arbitrar la Lucha
masculina -62 kg., una de las categorías más difíciles de arbitrar para mí.
Durante la competición observé que los competidores se iban relajando mucho más
cuando me veían salir y, durante los combates, mostraban mucha confianza en sus
acciones técnicas puntuables así como respeto a las decisiones punitivas sobre
sus faltas. Fue una sensación muy reconfortante, sobre todo, por la gran
belleza de la competición. Al finalizar, un competidor francés se detuvo tras
la semifinal que perdió para agradecerme mi arbitraje. Creo que esas
situaciones en las que el competidor confía en el árbitro, al que no ve como el
enemigo, son las que realmente motivan a permanecer en la ardua carrera
arbitral.
9- A día de hoy,
con el nivel de tecnología que hay en nuestra vida, ¿crees que se hace una
correcta difusión de nuestra disciplina?
En mi primera competición como árbitro internacional en la población
alemana de Hanau (algo menos de 100.000 habitantes), vi un autobús cuya
publicidad era, precisamente, la del campeonato internacional. ¿Es posible
conseguir esa publicidad en nuestra comunidad? Lo dudo, desgraciadamente.
Dentro de la situación socioeconómica en la que estamos
inmersos, que limita las posibilidades en este sentido, entiendo que la
difusión depende de tres elementos: los técnicos (deportistas, en general,
dedicados intensamente a ello), los medios y el público. Los deportistas estamos
haciendo lo mejor que podemos, pero tal vez sería interesante ampliar el
espectro de nuestra mirada y hacerla más grande: no podemos compararnos con el
fútbol, pero a mí me gusta pensar en un futuro en el que hay un estadio lleno
de público y además muchos televisores particulares viendo una final del
campeonato de España. Los medios son un elemento actualmente muy limitante;
este es un debate de amplio recorrido en el que hay implicados códigos
mercantilistas a los que no nos podemos sustraer y que son tremendamente
estrictos. El público es quizá el elemento más alejado de nuestra acción,
aunque a la vez es el que necesitamos más cerca de nuestros intereses. Cómo
acercarnos al público es una actividad que queda fuera de mi perspectiva de
trabajo, por lo que no creo tener la autoridad suficiente para decir a los
demás lo que deben hacer.
10- ¿Qué es lo
que más te gusta del Jiu-Jitsu? ¿Lo recomendarías?
Creo haber mencionado antes que la amplísima extensión de
nuestra disciplina es, a la vez, su punto fuerte y su punto débil. No es fácil
abarcar todo el inmenso acervo que representa el nombre de nuestra disciplina
(recordemos que bajo el nombre de Jiu
jitsu se recogen todas aquellas técnicas que no implicaban la katana en la formación marcial del samurai), a pesar de que las
limitaciones impuestas por nuestro reglamento de competición comprimen este
conocimiento sensiblemente. Es, por tanto, una práctica en la que es fácil
dejarse cegar por las técnicas que podemos estudiar (innumerables) y perder de
vista el concepto técnico de carácter sinérgico que subyace en nuestro trabajo.
Interiorizar este modo de ver la técnica me permite entender de manera
diferente el término Ju en el que nos
basamos para aplicar una técnica nueva con eficiencia y rapidez e incluso para
desarrollar nuevas técnicas destinadas a solucionar un problema que nos surge
en el randori o el shiai, pues no concibo la práctica como
la aplicación ciega de técnicas aprendidas con anterioridad (ello no obstante,
es lógico pensar que las técnicas de nuestro Gokyo son soluciones de probada eficacia para problemas generales
cuyo estudio es fundamental).
Es evidente que recomiendo encarecidamente un estudio de estas
características a toda persona que me solicita consejo. Las cualidades
reseñadas tienen unas consecuencias muy positivas en el desarrollo de la
persona (yo mismo mejoré exponencialmente en mi profesión gracias al
entrenamiento de Jiu-jitsu). Quiero
creer que esta fue la intención del maestro Jigoro
Kano.
11- ¿Qué se
puede hacer para mejorar la imagen de nuestro deporte y conseguir más
afiliados?
Siguiendo el hilo de la pregunta anterior, creo que la imagen de
nuestro deporte es inmejorable, pero solo vista desde dentro y a largo plazo.
Las generaciones jóvenes están muy centradas en la inmediatez, lo cual provoca
una ansiedad que lastra este proceso tan rico como prolongado. Los beneficios mencionados
son difícilmente vendibles objetivamente, pues se plantean a largo plazo sin
comparación inmediata de resultados. De aquí se deduce que las posibilidades
más apreciables dentro de los procesos mercadotécnicos estandarizados sobre las
que podemos trabajar son los éxitos deportivos y la presencia en medios y en
acontecimientos sociales de amplia visibilidad. En este último sentido, tuve la
extraña oportunidad de hacer una exhibición de Kendo para promocionar una importante competición de Pádel, así
como para promocionar la marca Fujitsu en una convención de ese tipo de
mercado. Tras estas experiencias tuvimos una cierta subida de practicantes en
los dojo.
Las artes marciales han perdido el sentido de la palabra arte y se han centrado en la palabra marcial. Esta desvirtuación de nuestros
principios ha permitido que el público asuma como cierta la gran paradoja de
este tipo de deportes: se vende una violencia (y solo hay que ver el éxito de
público que tiene cierto tipo de combates que todos conocemos) que a su vez le
impide evolucionar. Da la sensación de que las buenas intenciones han perdido
la partida frente al espectáculo morboso. Modificar esta imagen, además de
luchar contra la confusión que provoca la escuela brasileña, no es tarea fácil
pero es nuestra labor más urgente.
12- ¿Cómo ves el
Jiu Jitsu nacional en cinco años?
Me hago esta pregunta a menudo y no soy capaz de dar una
repuesta unívoca, de hecho, esta será optimista o pesimista dependiendo de mi
estado de ánimo.
Nuestros mayores hicieron el arduo trabajo de establecer nuestra
infraestructura, por lo que heredamos una situación con requerimientos diferentes,
pues solo había que mantenerla adaptándonos a la situación del momento. La
crisis hizo que tal heredad quedase desmejorada y, realmente, tuviésemos que repetir
el proceso de establecer una infraestructura. Esto no sería mayor problema si
no viviésemos en un contexto de gran cambio, pero mientras nosotros decrecíamos
otros países crecieron mucho y, ahora que nosotros podemos coger el paso de
nuevo resulta, que está habiendo una revolución en la gran estructura
federativa internacional. Hemos perdido el paso y, además, hemos perdido la
capacidad diagnóstica al no estar tan presentes en la esferas internacionales.
Nuestra adaptabilidad está claramente mermada.
Desde tal análisis de la situación unos días pienso que gracias
al gran espacio de mejora que tenemos es fácil conseguir objetivos a corto y
medio plazo y otros días creo que nuestra estructura federativa no nos permite
adaptarnos a los necesarios objetivos a largo plazo. La escasa transparencia de
la jefatura de nuestro colectivo impide trabajar en una sola dirección y cada cual
adopta los objetivos individuales que considera adecuados; si uno observa el
trabajo en equipo que se hace en otras federaciones de nuestro entorno continental
la impotencia del trabajo individual está servida. El nuestro es un país que,
históricamente, ha vivido en la mal llamada épica
deportiva (implicando con ello que el trabajo denodado de un individuo
provocará resultados a largo plazo) pero lo cierto es que un trabajo colectivo
y menos épico, es decir, más programado, sería infinitamente más eficaz.
Aglutinar todas nuestras fuerzas individuales (que son enormes, por cierto) en
un trabajo orientado provocaría muchos más beneficios a medio y a largo plazo
que la dinámica actual.
13- Sabemos que
pasa en otros deportes también pero, ¿qué opinas sobre el hecho de que un
competidor tenga que pagarse sus propias salidas nacionales o internacionales
para mejorar? Como árbitro, ¿has tenido que costear alguna salida tú con el fin
de estar reciclado y poder arbitrar en campeonatos internacionales?
Esta iniciativa, como tantas otras, es comprensible en un
contexto difícil (como el de la crisis de hace diez años) para mantener un
línea de trabajo y ello implica que debe tener un carácter transitorio, hasta
alcanzar una situación similar a la anterior. El problema es una perpetuación
tal que provoca el decaimiento en la motivación de los propios deportistas,
pues saben que no es su mérito el que los puede llevar a hacer salidas
internacionales, sino su capacidad para tener o conseguir el dinero necesario
para costearla. La consecuencia no es, por tanto, cortoplacista, sino mucho
peor, pues se verá a largo plazo que el deporte base dejará de implicarse en la
competición.
Desde el punto de vista del árbitro la situación provoca
consecuencias similares: la desmotivación de todo aquél que se quiera postular.
Por otro lado, para el árbitro es bastante más sangrante dada la diferencia
entre ambas situaciones, puesto que el competidor busca alcanzar su objetivo y
el éxito que consigan será para él, mientras que en el caso del árbitro, hacer
una salida internacional para realizar un trabajo muy fatigoso durante tres
jornadas en las que hay muchos gritos que recibir (e insultos en gran cantidad
de idiomas) y encima pagar acaba siendo incompatible con un sueldo normal, la
vida familiar y la lógica más básica. Es una pena que la figura del árbitro
esté tan denostada, pues sin ella no sería posible el éxito deportivo justo. Como
ya dije, una buena actuación no se nota, pero una mala será recordada para
siempre, por lo que la penalización económica desmotiva todavía más
fuertemente.
14- Sobre el
Congreso Nacional de Jiu Jitque que se organizó en junio, siendo parte de la
Comisión Madrileña, ¿os ha costado mucho poder organizarlo todo? ¿Qué te ha
parecido la experiencia de poder participar y a la vez formar parte de la
organización?
Siempre se oye que organizar un evento de estas características
es muy difícil y uno nunca se lo cree hasta que lo vive. Es increíble la
cantidad de casuísticas personales que se deben colocar en un solo día y me ha
resultado sorprendente la calidad del resultado.
La experiencia como participante y organizador me ha parecido
lógica en una trayectoria larga: considero normal y constructivo que ostentar
un dan alto exige un compromiso mayor y no solo participar, sino trabajar para
que otros puedan participar. En el fondo es la misma actitud fundamental del
árbitro: el esfuerzo para que otros avancen, que es la actitud básica del Do. En ese sentido me sentí orgulloso de
nuestro colectivo al ver la fila de participantes en el
saludo.
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